Uno de los puntos claves es sin lugar a dudas la plaza de San Bavón -Sint-Baafsplein-, donde se encuentran la catedral de San Bavón, el teatro de la ciudad, y el campanario de Gante -o Belfort-, a cuyo pie se encuentra el famoso conjunto escultórico Mammenlokker, uno de los emblemas más representativos de la ciudad.
A tan sólo unos pocos pasos se encuentran la plaza del Korenmarkt -o mercado del maíz-, y el canal del río Lys, en cuyos márgenes se sitúan Graslei y Korenlei, las dos calles más importantes y hermosas de la ciudad, un lugar apacible que desde luego invita a sentarse en una de sus numerosas terrazas y disfrutar de la magia de Gante, aunque sólo sea por un instante. Y aunque sólo estuve un día allí -el viaje en tren desde Bruselas no alcanza siquiera la hora- me encantaría volver y reeditar todas aquellas brillantes experiencias.
¿Y tú? ¿Qué opinas sobre Gante? No olvides dejar tu comentario.
¡Saludos a todos!
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